Mi primer Sant Jordi (y mi cumpleaños #19)

El día 23 de Abril es un día muy especial y hay dos razones: es mi cumpleaños y es Sant Jordi. La primera es muy fácil de explicar, simplemente Dios quiso que naciera ese día del año 2002 alrededor de las 9:15 de la mañana en un hospital de Uruapan, Michoacán. La segunda es el día de San Jorge o Sant Jordi como se le conoce en Cataluña, siendo él el patrón de esta comunidad española y por lo tanto una de las fiestas más importantes en la región.

Yo no tenía ni idea, pero aquí cada año, el 23 de Abril se celebra (por Sant Jordi) el día de los enamorados (o de la rosa) y el día del libro. Según la tradición, la mujer le regala un libro al hombre y el hombre una rosa a la mujer. Yo pensaba que esto no sería lo normal, que en realidad los hombres daban muchas rosas y que las mujeres no daban el libro.

Pero me llevé ese día una muy bonita sorpresa, realmente veías a muchos hombres con libros y a muchas mujeres con rosas, y de todas las edades, podías ver a una pareja adolescente de unos 16 años y podías ver a dos abuelitos juntos disfrutando de la feria del libro. La verdad fue un espectáculo para mí.

Les voy a contar como estuvo ese día, porque ha sido uno de los mejores.


A mi me habían contado que en Sant Jordi arreglaban más o menos bonito, y también mi cumpleaños caía en Viernes, lo que significaba doble sesión de entrenamientos así que había que estar al tiro con los horarios. Primero entrené de 8 a 9, donde todo Marcet me hizo pasillo (bastante decente, me lleve solo un buen golpe en mis partes) y desayuné un buen cereal y avena con algunos amigos. De ahí me fui corriendo a bañarme; salimos para el centro Murillo y yo (Manuel nos alcanzaba allá) por ahí de las 10:20…


Llegamos y quedé fascinado. Saliendo de la estación de Passeig de Gràcia (ayer aprendí que se pronuncia paseich), la Casa Batlló se levantaba frente a nosotros, pero llena de rosas, vestida de gala. Verla fue un espectáculo, les voy a dejar una foto aquí abajo aunque no puedo explicar lo increíble que se veía de cerca. Y otra cosa que me sorprendió fue la cantidad de gente, estaba abarrotado, me sentí en la Barcelona de mi verano del 19’, donde no había COVID y siempre estaba lleno. Me encontré con una Barcelona viva y me encantó estar ahí. También al ser día del libro cerraron parte de la calle para la feria del libro, donde muchas librerías se exponían e incluso había varios autores importantes firmando sus libros, la verdad fue algo excelente.

Casa Batlló, St. Jordi 21’

Casa Batlló, St. Jordi 21’


Yo (solo) me compré dos libros: Simón de Miqui Otero en On The Road, un libro que estaba viendo por todas partes y el nombre de la librería me llamó mucho la atención, y Sherlock Holmes, una versión ilustrada en la librería Alibrí (donde me robaron el patín).  Así estuvimos Murillo, Manuel y yo dando la vuelta por la mañana, donde en un momento un portero colombiano me reconoció por mis vídeos, se sintió demasiado raro y bien a la vez, saber que a medio Paseo de Gracia alguien te puede reconocer. 

Fuimos a comer a Micu Maku, un restaurante de paella buenísimo. Ese día estrené mi mochila WANDRD y tengo que cintarles que es una maravilla, estoy sumamente fascinado con ella. Tuvimos que salir corriendo para llegar al entreno, yo entrené con el dedo morado (se me rompió la uña) y aún así me convocó Mati al partido. Después del entreno partimos el pastel con el equipo (también festejamos a JP Peña que cumplió un día antes) y nos quedamos platicando un buen rato. 

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Luego tuve que hacer toda la subida a mi residencia corriendo porque mi a mi patín se le terminó la pila, me bañé, vi el mejor regalo virtual que alguien te puede hacer, lloré incluso y por ahí de las 6:40 volvimos a salir los mismos tres y Pato Guzmán, otro de mis grandes amigos. Dimos la vuelta y nos comimos un heladotote (yo creo que en este fin de semana engordé unos dos kilos) y estuvimos riéndonos y tomando fotos en Plaça Catalunya hasta como las 9:10 (y aún había sol).

Después finalice mi día hablando con las personas que más quiero en México y me pasé a dormir porque vaya día el que fue, sin duda.

Así fue mi primer (y estoy completamente seguro de que no el último) Sant Jordi. Barcelona se convirtió en mi lugar favorito para pasar mi cumpleaños. No me siento nada catalán, pero sí un buen barcelonés. 

Gracias por acompañarme, Rodolfo.

En mi cama, H43.

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